DORA MAAR

Dora Maar se llamaba en realidad
Henriette Theodora Markovitch nació un 22 de diciembre de 1907 en Francia.
De niña emigró a Argentina donde su padre se destacó como arquitecto, aquí permaneció hasta los 19 años,cuando retorna a Paris.
De regreso a París a los veinte años iniciaría su formación artística en la Academia Julian, aunque en realidad su suerte fue topar con dos grandes fotógrafos que la iniciarían en el mundo de la fotografía: uno Henry Cartier Bresson, que la convenció de que cambiara su nombre, de donde nació Dora Maar, y el otro G. Brasaï, que le enseñó muchos recursos y trucos fotográficos. Una institución avanzada para la época ya que permitía estudiar a las mujeres el cuerpo desnudo.
Da sus primeros pasos como fotógrafa en revistas de moda como y en el ámbito publicitario. Para la misma época realiza una serie de fotografías de Assia, una de las modelos preferida por los surrealistas, que resultan de un gran erotismo y sensualidad.
En una época con muchas limitaciones para la mujer, Dora pudo desarrollar una intensa actividad profesional y explorar todas las posibilidades de la fotografía como medio de expresión.
Dora Maar era una joven de una belleza elegante y exótica que cautivaba por igual con su mirada melancólica, que por su estilo exquisito.
Todo ello acabó por rendir a sus pies al poeta G. Bataille con el que iniciaría una breve relación sentimental. Bataille además, la introdujo en el entorno político de la época, convirtiéndose en una activista de izquierdas, que a su vez la relacionó con otros grupos de intelectuales. Fue así como conoció a Buñuel y más adelante a A. Breton que la introduciría en el grupo surrealista.
En enero de 1936 cuando se hallaba en el Café Deux Magots de París enfrente de una mesa en la que se encontraba Picasso junto a P. Eluard y Sabartés. Dora Maar empezó a juguetear con un navaja que salteaba entre sus dedos enguantados, produciéndose incluso pequeñas heridas que iban salpicando de sangre sus preciosas manos enguantadas.
Picasso se acercó a su mesa iniciando así lo que sería una relación apasionada. Durante los primeros tiempos Picasso la convirtió en su musa y modelo favorita. También ella se vio entonces favorecida, porque su creatividad alcanzaría su mejor momento en el campo de la fotografía. Realiza así obras tan conocidas como el Retrato de Ubú, que terminaría convirtiéndose en un icono fotográfico del movimiento surrealista.
 |
Retrato de Ubú |
A inicios del año 1937 el Gobierno de la República española le encargó un mural a Picasso para la Exposición Internacional de París, que iba a inaugurarse en el mes de mayo. La tragedia española estaba en su apogeo. Dora Maar conocía el ático de la Rue des Grans Agustins, y s elo mostró a Picasso para que lo alquilara. Comenzó a realizar bocetos en torno a una especie de tauromaquia en medio de la convulsión de los desastres de una guerra, mientras Dora Maar iba levantando acta con la cámara de los esfuerzos y arrepentimientos del artista. Dora Maar era a la vez testigo y protagonista, puesto que su rostro de frente ovalada y grandes ojos como lágrimas se repetía en todos los intentos en distintas figuras femeninas. Picasso incluso dejó que su amante pintara algunas rayas.
El día 26 de abril de 1937, cuando el cuadro ya estaba casi terminado, sucedió el espantoso bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor. En homenaje a esa villa bilbaína, Picasso tituló el cuadro con su nombre.
Picasso convirtió a Dora en La Mujer Que Llora: así aparece, erizada por el llanto en casi todos los cuadros en que ella le sirvió de modelo. Hasta su separación Dora Maar fue la Dolorosa traspasada por siete navajas, que eran todas la misma que ella usaba el día en que se conocieron en el café Deux Magots, un símbolo del dolor de la guerra y del placer de la carne.
Pero todo cambiaría a los pocos años, primero fue la II Guerra Mundial y luego fueron sus desavenencias con Picasso. El pintor había empezado su relación con Dora al poco de abandonar a su mujer Olga Kokhlova y de haber tenido un hijo con Marie Thérèse Walter aunque no dejó de seguir siendo su amante. La relación acabó definitivamente cuando Picasso conoce a François Gilot, cuarenta años más joven que el pintor.
Dora Maar, cae en una profunda depresión que la arrastrará al abismo de la locura e ingresa en un psiquiátrico.
Pero su recuerdo no sólo debe asociarse a la relación que mantuvo con el artista, sino que debe reconocerse su propia personalidad, obra y estilo. Murió en 1997, a los 90 años.